Tienda
Estas músicas nacen del mar y de las conexiones que lleva brindando desde hace miles de años a los pueblos celtas atlánticos. Brittany Ferries, la compañía marítima con la que comparto la pasión de seguir uniendo todas estas culturas, cumple 50 años.
Para celebrarlo, hemos decidido crear un himno y una sinfonía que representen la filosofía de vida que compartimos, siempre ligada a la magia del mundo celta.
Brittany Ferries siempre ha sido una pieza clave para el interceltismo moderno. Desde mis maestros irlandeses The Chieftains hasta Polig Monjarret -el pionero de los Bagadoù de Bretaña-, son innumerables los músicos y amigos, arpistas, gaiteros… que han podido viajar en sus barcos llevando melodías de Finisterre a Finisterre, incluidos varios de los participantes en estas grabaciones. Yo mismo he tenido el privilegio de poder experimentar las sensaciones de estas rutas por el mar. Y de esas sensaciones surge este disco, como un viaje.
Quizás la más importante de las cualidades del mundo celta sea la virtud de conectarlo todo, como si de un entrelazado se tratase. Tiene la extraordinaria capacidad de producir todo tipo de expresiones artísticas: Música y danza, literatura, pintura y escultura… Y generar vínculos entre todas ellas.
La fantasía y el misterio que rodean al mundo celta tienen mucho que ver con el hecho de que lleve toda la vida ligado a la oralidad. Pero la realidad es que siempre ha existido en él, un diálogo entre sistemas: La oralidad y la escritura, lo popular y lo culto, la creación colectiva de la tradición y la individualidad de la composición.
La música celta es intergeneracional – en este disco, por ejemplo, participan artistas de todas las generaciones, desde 80 a 20 años-. Es atemporal: la han cultivado los antiguos bardos con sus liras, los trovadores medievales, compositores clásicos como Beethoven, fue una de las raíces del Romanticismo, o músicas del siglo XX como el Rock y el Pop. De manera que hoy, en pleno S.XXI podemos vivir con ella un verdadero viaje. Un viaje en el espacio entre esos países que llevan ligados por mar desde la Antigüedad -y que Brittany Ferries está volviendo a conectar en la actualidad-. Y un viaje también en el tiempo.
Para ello, utilizamos en este disco instrumentos de diferentes periodos históricos de estas músicas -como las liras atlánticas prehistóricas recientemente reconstruidas- y también nos inspiramos de todo tipo de repertorios y técnicas compositivas de las músicas celtas: El “bagpipe rhythm” -que es como una lengua común en todos estos países-, el “Scotch snap”- consistente en sincopas rítmicas originales de las lenguas celtas-, la “double tonic” – o sistema binario de harmonía propio de las gaitas, que podemos ver por primera vez representado en los patrones harmónicos de 1s y 0s del manuscrito Ap Huw de Gales, herencia de los bardos, que podría llevarnos hasta las liras de la Edad del Bronce –, el “pibroch” de Escocia -de las músicas más antiguas de gaita conocidas con ecos de las antiguas arpas y las liras-, los manuscritos de Edward Bunting -que transcribió en Irlanda, en el s. XVIII las músicas de los últimos arpistas celtas de tradición oral-, las “Highland vocal airs” de Patrick MacDonald -de las primerísimas publicaciones de música escocesa auténticamente oral-, la “Sea invocation” recogida a inicios del XX en la Isla de Man en la que el mar es casi como una divinidad.
Allá por el s. XVI el escocés Georges Buchanan -considerado como el mejor escritor en latín del Renacimiento y al mismo tiempo hablante nativo gaélico- fue quien descubrió que las lenguas que hablaban estos países atlánticos estaban relacionadas. Conocía los escritos de los clásicos que describían a pueblos celtas en Galicia y la península ibérica y conocía las leyendas de origen de los gaélicos, que también los situaban en Galicia. Llegó entonces a la conclusión de que la lengua de los gaélicos sería una lengua celta. Vió la conexión entre palabras como Galicia, Gaels y Galos. Y acuñó la expresión “celta” para unirlos que ha calado hasta hoy.
Así que, para crear esta nueva música de Brittany Ferries, qué mejor que el punto de partida de inspiración: el Alalá do Pindo. O Pindo, conocido como el “Olimpo dos Celtas”, es un espectacular monte de granito rosa al borde del mar, en el noroeste de Galicia, la zona más celta, allá donde los clásicos describieron cómo vivían pueblos celtas. Allá donde encontramos topónimos como Céltigos -único en Europa que hace referencia directa a los celtas-. Esta melodía tiene todas las propiedades de una melodía intercéltica. Un músico escocés, un irlandés o un bretón no sabrán de donde viene pero les resultará próxima y familiar. O sea, ya es de todos.
Espero que disfrutéis de estas músicas que son el resultado de la historia de una hermandad de artistas que disfrutamos de este mar, verdadero espíritu y musa de la música celta.